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Como un manantial mantiene frescas sus aguas,
    así Jerusalén mantiene frescas sus maldades.
Dentro de Jerusalén se oye violencia y destrucción,
    dolor y enfermedad es lo que veo todo el tiempo.
Aprende tu lección, Jerusalén,
    y así no me separaré de ti.
Si no me escuchas,
    te convertiré en una tierra destruida y desolada».

Esto dice el SEÑOR Todopoderoso:
«Que busquen a los que queden de Israel,
    como quien rebusca uvas en un viñedo.
Revisa de nuevo cada rama,
    como hace el recolector de uvas».

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